La enmienda de Macazaga
Hace tiempo, anidó en mi pensamiento un reduccionismo dialéctico, a saber, concluí que las conductas motivadas, las que llevamos a efecto guiadas por una expectativa, un objetivo, un interés, se reducían a sexo , o dinero.
Sí, sorprendido por lo primario de esa conclusión, intenté con ánimo y perseverancia encontrar argumentos que derrumbaran ese auto axioma.
Alguien, queriendo ayudarme, me dijo "Madu!!, el amor!, el amor!..."
Por un instante, la duda alumbró esperanza en la generosidad de nuestra especie.
"El amor.., el amor es altruista.., debe ser si lo es, generoso, porque sí, sin interés ni expectativa"
La dureza del axioma se sostiene.
Ayer, en una tertulia tan rica como espontánea y deseada, repetí la teoría que quiere maldecir la condición humana, y, escuché: "Madu, no es el dinero, es el poder".
"... el poder incluye al dinero, o no, también puede lo mesiánico motivar las conductas"
Sin contemplaciones, ni dudas, ni alegaciones por los tertulianos, se acepto, la enmienda de Macazaga